El fotógrafo Hans Stoll (Lima, 1964) utiliza el paisajismo en blanco y negro para fotografiar la selva amazónica, escenario habitualmente retratado con sus colores originales, vivos e intensos. Al asumir este camino, que tiene tanto de exploración como de riesgo, Stoll quiebra el sentido de una realidad establecida y consensuada, la de la jungla festiva y sensual, para plantearnos su personal punto de vista. El resultado son estos hermosos paisajes góticos. “He aprendido que es en vano ir a buscar una determinada foto en la selva”, dice el fotógrafo
“Allí casi siempre lo que encuentras es algo muy distinto a lo esperabas”. Estas fotos en blanco y negro se tomaron en la selva de Iquitos, en el oriente peruano, en 2011, y son parte de una serie de vistas que Hans Stoll ha realizado como un ejercicio de reencuentro con la fotografía clásica, trabajando con la incidencia de la luz y las gamas de grises a la manera de los maestros de la fotografía. Al indagar por nuevas maneras de capturar la naturaleza, el fotógrafo amplía su capacidad expresiva y convierte parajes desolados e inocuos en verdaderos cuadros impresionistas; solitarios y sombríos, pero impresionistas al fin.
El clima de la Amazonía es incierto, al igual que su espesura. Componer dentro del aparente caos de la selva, requiere de una paciente y minuciosa tarea de observación. Si puedes adaptarte a los constantes cambios y si te encuentras con la luz correcta, entonces la selva puede ser un buen lugar para fotografiar”. Estamos ante el reverso de la postal de turismo de Promperú; ante una manera original de apreciar el exotismo de la selva y de expresar la poesía de su exuberancia. En estas fotos late el sombrío corazón de la selva peruana.

Un punto de vista a contracorriente de lo esperado. Pero quién dijo que el arte trataba de “lo esperado”.