La torre de Santo Domingo II


Fuentes históricas y trabajo multidisciplinario sustentan la recuperación y los colores de la torre de Santo Domingo.

La recuperación de la policromía en la torre de Santo Domingo se sustenta en la evidencia hallada mediante calas estratigráficas en la fachada del conjunto religioso, así como las muestras de color originales que se encontraron durante la investigación arqueológica en uno de sus atrios. Además, se le suman fuentes escritas y visuales correspondientes al siglo XIX en adelante, como el cuadro de Manuel Carrillo (1849) perteneciente al monseñor José Manuel Pasquel, donde se muestran los colores de la torre del conjunto religioso, con los cuerpos en plomo claro, las columnas de azul-celeste, los capiteles en amarillo y las barandas verdes. Esta pintura, que todavía se conserva en el convento, coincide con la descripción que el viajero alemán Ernest Middendorf (1862-1865) hizo de la torre, detallando el azul de sus columnas, el amarillo de sus capiteles y el verde de sus barandales. En 1862, además, se firmó un contrato para la reconstrucción de la escultura de la Fama que remata la torre, en el que se describen los mismos colores para la torre de Santo Domingo. Fue en base a esta evidencia histórica y a un trabajo multidisciplinario entre los diversos profesionales y especialistas de Prolima que se elaboró y presentó una propuesta aprobada por el Ministerio de Cultura.

Para los acabados en estilo marmoleado de las columnas se aplicó una técnica “a la caseína”, que consiste en la mezcla de pigmentos con caseína, un elemento presente en la leche y utilizado como aglutinante. En el resto de la torre, la intensidad varió de acuerdo con el efecto que se quiso lograr en cada caso.

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