RECUERDO DEL SUMMUN COMERCIAL DE LOS AÑOS CINCUENTA, EN EL DISTRITO DE SAN ISIDRO
Desde su inauguración en 1953 y hasta fines de los años setenta del siglo XX, la tienda Sears fue emblema de la modernidad comercial en el Perú. Su local, ubicado en la cuadra 32 de la avenida Paseo de la Republica, en San Isidro, tenía el diseño de los grandes almacenes de los Estados Unidos. Arquitectura horizontal, de líneas rectas y en bloques, ventanas y acabados en madera, y un amplio estacionamiento al aire libre, salpicado de árboles. ¡Caray, se parecía a los grandes almacenes de Miami: Burdines, Macy’s, JCPenney, Lord & Taylor! Al ingresar, como novedad de la época, se sentía la dulce fragancia de los productos importados (“marketing olfativo”, le llaman ahora), mezclado con el inconfundible aroma local de la canchita pop corn. En sus dos pisos, conectados por novedosa escalera eléctrica, había desde ropa, discos, perfumes y juguetes, hasta menaje de hogar, electrodomésticos y juegos de sala. Sears quebró a causa de la crisis económica y de seguridad de los años ochenta.
LAS FLORES DEL MALL
■ Sears Roebuck del Perú, inaugurada en 1953, fue la primera gran cadena de tiendas por departamentos del Perú. De hecho, la década de los cincuenta fue la de los grandes almacenes, tipo USA, en el Perú.
■ Su primer local estaba ubicado en la cuadra 32 de la avenida Paseo de la Republica, en San Isidro, actual sede de Saga Falabella.
■ En los cincuenta existían en Lima grandes locales comerciales, como Monterrey, Oeschle, Super Market y Scala Gigante, pero vendían abarrotes, conservas y menestras.





DATO CURIOSO
Muchos creen que las de Sears fueron las primeras escaleras eléctricas que funcionaron en la ciudad de Lima, pero ese dato es falso. Las primeras escaleras eléctricas en funcionar en la ciudad fueron las de las galerías Boza. Las escaleras eléctricas de las galerías Boza, de majestuosos colores dorado y escarlata, funcionaban en el jirón de la Unión cuando el jirón de la Unión era el lugar que albergaba a las joyerías, las relojerías y, en general, a las tiendas más «pipiris nice» de Lima. Luego de la crisis económica y el terrorismo de los años ochenta, el centro de Lima quedó golpeado y las galerías Boza nunca levantaron cabeza, llenándose de bodeguitas, cabinas de Internet y salones clandestinos donde chuchumecas y bataclanas ofrecían sus servicios. La emblemática escalera eléctrica primero se apagó y luego fue reemplazada por una insípida pero funcional escalera de fierro y cemento.

