La repentina aparición de decenas de paraderos bamba a lo largo de los corredores viales de la ciudad, motivó la protesta de la Unión de Estudiantes de Arquitectura de Lima y, en general, de los ciudadanos, por lo que a todas luces parecía una licitación más falsa que cachetada de payaso. Los paraderos de aluminio estaban siendo instalados en los lugares más insólitos: dentro de parques enrejados, frente a tachos de basura, ¡sobre acequias!, o en el mismísimo filo de la pista. Pocos han reparado, sin embargo, que estas supuestas paradas de autobús, en realidad eran soportes publicitarios. No en vano el 80% de su estructura era paneles para publicidad. Las bancas, para dos o tres personas, cuando en esos lugares hay colas de treinta o cuarenta personas, eran apenas un elemento de distracción. ¿Quién iba a cobrar el ingreso por concepto de publicidad durante los años sucesivos, el municipio o la empresa constructora? Tras el ampay ciudadano, el Municipio prometió el retiro inmediato de los paraderos bamba, cosa que no ha cumplido todavía.
PARADEROS BAMBA
