- Muchos todavía me recuerdan como la chica de los excesos, la reina de la juerga. Y es cierto, yo era la dancing queen. ¡Harta discoteca, harto pucho, harto trago! Yo era la que se quedaba en las fiestas hasta las últimas consecuencias. La que apagaba la luz y cerraba la puerta. Esa era yo.
- Comía toneladas de dulces hasta sufrir verdaderos atracones. Luego me arrepentía y me empujaba frutas durante todo un mes. Pero como no podía con mi genio, ¡remataba con una semana de hamburguesas y brownies! Finalmente me entregaba a las pastillas y a cualquier producto que me prometiera adelgazar.
- Un día tuve un episodio muy fuerte luego de una juerga interminable y me prometí sinceramente: “¡Hasta acá, no más!”.
- Con respecto a mi vida profesional, abrí los ojos y me di cuenta de que estaba trabajando en medio de un torbellino de egos y poderes. Y que yo estaba haciendo las cosas solo por dinero y sin el corazón.
- ¡Caray! Durante años había estado buscando las respuestas afuera -en el trabajo, en la comida, en las pastillas, en el qué dirán- pero aquel día descubrí, finalmente, que las respuestas a nuestras mayores interrogantes no están afuera, sino dentro de uno mismo.
- Decidí dejar mi gran trabajo en el mundo corporativo y tomarme un año sabático en Barcelona, España, para hacer lo que realmente quería: estudiar y entrenar. Estudié una Maestría en Fitness y Nutrición Deportiva. Y entrené a diario con un ex comandante del ejército. Eso fue lo más power y retador que hice en aquellos tiempos.
- No fue fácil. Yo nada tenía que ver con todo esto. No era ni atleta ni había sobresalido nunca en ningún deporte. Al principio me cansaba por correr una cuadra. A mi baja autoestima y mi cuerpo oxidado, se sumaba la ansiedad y el estrés por no poder lograrlo.
- Pero el “sí se puede” empezó a contagiar todos mis actos cotidianos. Es alucinante el poder de la mente: si te sientes fuerte, eres fuerte; si estás bien, tu mundo será mejor.
- De regreso en Lima, decidí crear un sistema de entrenamiento que combinara deporte intenso, alimentación saludable, conexión interior y actitud positiva. Un sistema que también fuese una herramienta de cambio, de bienestar personal y que ayude a lidiar con las adversidades de la vida.
- Finalmente concebí el sistema KO, basado en cuatro pilares de entrenamiento físico y relax mental: boxeo, artes marciales, Boot Camp y yoga. Es decir: deporte intenso para hacerte indestructible y actitud positiva para ser una mejor persona.
- ¿El resumen de mi vida? Desde chica me sentí disconforme con mi cuerpo y conmigo misma. Tenía la autoestima bajísima. Estaba llena de miedos. Vivía quejándome y criticando. Malgastaba mis horas y mis días entrampada en temas del pasado y del futuro. No sabía estar en el presente.
- El día que empecé a vivir el presente y verle el lado bueno a todo, cambié yo y todo cambió.
