CUANDO EL CINE VA A LA PLAYA
MUCHAS DE LAS MEJORES PELÍCULAS DEL SÉPTIMO ARTE TIENEN COMO ESCENARIO UNA PLAYA, Y COMO VESTUARIO, EL TRAJE DE BAÑO.
LA PLAYA Y SU CORRESPONDIENTE DRESS CODE -el taparrabo, la ropa de baño o el bikini- han sido desde siempre motor y motivo de las más famosas y recordadas escenas de cine. Desde Bo Derek en ropa de baño y trencitas africanas, refulgiendo al sol mientras corre en cámara lenta hacia la cámara (‘10, la mujer perfecta’, 1979), hasta la aleta dorsal del tiburón que emerge amenazante en las aguas de un apacible centro de veraneo (‘Tiburón’, 1975), algunas escenas marinas han quedado grabadas en la retina de la cultura popular.
Difícil olvidar, por ejemplo, el mil veces parodiado chape con conato de revolcón de ola de Burt Lancaster contra Deborah Kerr (‘De aquí a la eternidad’, 1953). O el desesperanzador hallazgo del astronauta interpretado por Charlton Heston, que se encuentra con la Estatua de la Libertad enterrada hasta la cintura en una playa desierta, para recién caer en la cuenta de que el hostil planeta dominado por los monos en que había caído su nave, no era otro que la mismísima Tierra (‘El planeta de los simios’, 1968).

«Difícil olvidar, por ejemplo, el mil veces parodiado chape con conato de revolcón de ola de Burt Lancaster contra Deborah Kerr (‘De aquí a la eternidad’, 1953)»
Hay otra escena famosa también con Charlton Heston haciendo de Moisés, en que el personaje bíblico parte las aguas del Mar Rojo en dos y, cual Circuito Mágico de las Aguas de Castañeda, permite que el pueblo transite por el sendero formado entre las dos masas del líquido elemento (‘Los diez mandamientos’, 1956).

La escena del desembarco en la playa Omaha (‘Rescatando al soldado Ryan’, 1998), también califica para este popurrí de inolvidables secuencias marinas. En la playa protegida por barreras de fierro y minas explosivas, la cámara subjetiva muestra el horror de la guerra, enfocando el miedo de los soldados, la trayectoria submarina de los proyectiles y las extremidades volando por los aires. Al final, sólo quedan cuerpos despanzurrados en la orilla del mar; inertes, parecen durmiendo, arrullados por el vaivén de una marea teñida de sangre.

«En la playa protegida por barreras de fierro y minas explosivas, la cámara subjetiva muestra el horror de la guerra, enfocando el miedo de los soldados, la trayectoria submarina de los proyectiles y las extremidades volando por los aires»
Esa secuencia bélica se rodó al sur de Irlanda, en un lugar que ya nadie recuerda. Otras playas corrieron mejor suerte, se hicieron famosas y atrajeron a sus costas a miles de turistas. Es el caso de la isla Ko Phi Phi Lee, en Tailandia, donde se filmó ‘La playa’ (2000), con Leonardo Di Caprio; o de la isla privada del archipiélago Fiji donde se filmó ‘La laguna azul’ (1980), con Brook Shields. Esa isla hoy funciona como resort de lujo y ofrece a las parejas de enamorados, como gancho comercial, vivir la sublime historia de amor de los adolescentes náufragos de la película■