LUNA TOBIN BERGER (LIMA, 1993) estudia arquitectura de Interiores en la UPC y no tiene ningún temor a recibir un puñete o una patada en el rostro. Es que lo suyo es el enfrentamiento táctico, agresivo y violento del muay thai, el ancestral arte marcial tailandés donde puñetazos, patadas al rostro, codazos y rodillazos al tórax o al rostro son permitidos.
Luna comenzó como jugando cuando acababa de salir del colegio. Según ella misma, “no tenía idea de lo que era”, pero quería realizar un deporte no convencional y fue a probar una clase. Le encantó y no lo dejó nunca más. Fue amor a primer puñetazo.
-¿No te da miedo lesionarte?
-Hasta ahora no he tenido nada que me haga parar por mucho tiempo, solo lesiones típicas, como una rotura de ceja, torcedura de tobillo y cosas así.
-¿Lo dices para no asustar a tus padres?
-Mis papás me apoyan demasiado, aunque, es cierto, a mi mamá esto del muay thai todavía le asusta un poco.
-¿Has recibido el apoyo de ellos?
-Desde que empecé mis padres siempre han estado conmigo: cuando estaba muy cansada para entrenar, cuando tenía que bajar de peso, cuando tenía que viajar a otros países… ¡Son lo máximo!
Con el apoyo de sus padres y bajo la atenta mirada de su entrenador, Rodrigo Jorquera, Luna desarrolló rápidamente sus habilidades. Tenía condiciones y el ímpetu de quien se apasiona por algo. Además, mostraba una resiliencia casi religiosa, cosa que se puede ver en su Facebook. Allí puso una foto después de una de sus peleas, en la que aparece toda magullada, con el escueto comentario: “Así es el business”. Poco a poco, sus golpes adquirieron elegancia, contundencia y se volvieron letales. Cuatro horas de entrenamiento diario, dos en la mañana, dos en la tarde, supieron dar frutos.
Pronto se convirtió en una de nuestras peleadoras estrella, parte de una generación de luchadores peruanos prometedora. Entrenó en Inglaterra, Tailandia, Australia y comenzó a conseguir peleas profesionales. Y los frutos empezaron a llegar. Ha sido campeona nacional y campeona nacional de Brasil, a donde fue gracias a una invitación. Ganó dos veces el torneo sudamericano. En 2015 venció a la paraguaya Araceli Fornera en la categoría 57 kg, coronándose campeona sudamericana del World Muaythai Council (WMC). Luego, en 2016, fue vencida en una pelea y perdió el cinturón de WMC. “Fue un golpe muy duro, pero estoy concentrada en lo que viene y tengo en mente recuperar ese cinturón”, dice ella.
¿Alguna vez has peleado en la calle o en alguna discoteca?
Jamás lo haría. No me parece la forma de solucionar absolutamente nada. Y tampoco me arriesgaría a lesionarme y quedar fuera de alguna competencia.