VLADIMIR FIGARI


VLADIMIR FIGARI (LIMA, 1971) es un bicho raro del deporte nacional. Empezó a correr maratones recién a los 28 años y a ganar sus primeras competencias a los treinta y pico.  Hoy, ¡pasados los cuarenta!, sigue en carrera sumando medallas nacionales e internacionales en la disciplina del triatlón. Pero más precisamente en la del Ironman, la prueba más larga de triatlón y la más exigente realizada por un ser humano en un solo día. Consiste en nadar 4 kilómetros, para luego pedalear 180 kilómetros más y rematar corriendo la maratónica distancia de 42 kilómetros.

-¿Cómo empezaste en el triatlón?

-Yo siempre fui muy deportista, jugaba deportes colectivos, como futbol y squash. Pero realizando mis prácticas de Arquitectura en Londres, el año 2000, tuve que virar hacia algún deporte de práctica individual, así que comencé a correr.

El resto es historia. Vladimir participó en un par de competencias en Europa y a su regresó a Lima ganó su primer triatlón sin siquiera haberse preparado mucho. Esa fue la clave para descubrir que tenía condiciones para esa prueba mayúscula.

Y no le faltó razón. Fue campeón nacional de triatlón consecutivamente desde el año 2002 al 2010, teniendo el record nacional con 9 horas, 14 minutos. En 2011 ganó el Ironman de Florida, su máximo galardón internacional.

Vladimir compite en diez carreras al año, entre maratones, medias maratones, pruebas de ciclismo y triatlones de diferentes distancias. No todas tienen la misma importancia, pero le sirven de entrenamiento para competir en las dos carreras de Iroman anuales que son las que más le importan.

-¿En qué piensas cuando corres, cuando nadas y cuando bicicleteas?

-Pienso en el podio, y mi familia.

-¿Y cuando terminas la competencia?

-Después de cruzar la meta, “disfruto el momento”, independientemente del puesto que haya obtenido.

-¿Y cómo es eso?

-Suelo observar a los competidores que van llegando. Es realmente enriquecedor ver las expresiones en los rostros, porque cada una de ellas tiene toda una historia de dedicación y sacrificio. El esfuerzo físico y la pasión en los rostros de mis competidores, me anima a seguir en carrera.

Además del entrenamiento deportivo, como empresario que es y mediante su empresa Winners Perú, Vladimir se dedica a la introducción y desarrollo en el mercado peruano de marcas deportivas transnacionales, como Salomon y Wilson.

-Con tanto trabajo, ¿en qué momento te dedicas a su familia?

-Es una cuestión de balance en la vida, no es fácil encontrarlo y no sería posible sin el apoyo de mi familia. Mucho trabajo mental y dedicación. Y, claro, mi esposa y a mis dos hijas siempre me acompañan a mis competencias internacionales. ¡Esas son nuestras vacaciones!

“No pain, no gain”, parece ser el lema de Vladimir Figari. O, en buen romance: “el que quiere celeste, que le cueste”.

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