TALÍA DUCLÓS: TRAVESURAS DE LA NIÑA BUENA


Talía Duclós: Las aventuras y desventuras de una hija a la luz de los inquietos ojos de la madre.

Evocaciones oníricas, nostalgia, soledades y peligro. Son los sentimientos que despiertan las piezas que componen la serie ‘Fábulas visuales para la vida diaria’, proyecto fotográfico y de fotomontaje de Talía Duclós. Una inmersión en el mundo de los sueños, de las sensaciones y de la fantasía infantil que tiene como protagonista a Tiana, la hija de la artista.

Talía tuvo su primer acercamiento a la fotografía durante su infancia. “A los diez años tomé mi primera foto. Me habían regalado una cámara Polaroid y fue lo más increíble que me pudo suceder”. A los 20 años, con el fruto de sus ahorros, se compró una cámara profesional y empezó a tomar principalmente retratos y paisajes. Complementó su empirismo y curiosidad autodidacta con cursos en el Centro de la Fotografía y Corriente Alterna, así como clases particulares con profesionales de la imagen como Morfi Jiménez, Óscar Falero, José María Mellado y José Kobashigawa, entre otros, que le ayudaron a definir un estilo más personal. A decir de los críticos, en su obra “destacan los elementos reales colocados en lugares y situaciones inverosímiles o incongruentes, y también las no-realidades que dirigen al mundo de los sueños y sugieren la posibilidad de ampliar la conciencia y jugar con la mente”.

La serie ‘Fábulas visuales para la vida diaria’ está atravesada por un ventarrón surreal en donde la figura de Tiana representa la curiosidad, la fragilidad y la desolación infantil.  Aquí cada imagen parece encerrar un mensaje secreto, una historia con moraleja que no se pronuncia. Evocación de fantasías para revelar crudas realidades: el viaje de la niñez a la adultez puede resultar desolador. Y es que el sentido moral de estas fotocomposiciones es mostrar las habilidades y los valores que las personas necesitan para vivir en un mundo complejo y confuso.

Profundamente metafórica, la muestra puede verse en última instancia como una prueba de irrevocable amor maternal o un delicado set de herramientas para la sobrevivencia emocional de la descendencia.

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