HERNÁN SOSA: LA ISLA DE LAS MUJERES SOLAS


UN CUENTO SOBRE LOS RECUERDOS INFANTILES DE UNA NADADORA, SE CONVIERTE EN TEMA Y OBSESIÓN DE SU PINTURA.

Los personajes de la serie de pinturas ‘Cola de ballena’, de Hernán Sosa (Lima 1965), son mujeres en traje de baño y descalzas que generalmente se encuentran en ambiente fríos y deteriorados, que van desde una vieja casa de playa hasta el interior de un submarino y el mismísimo fondo del mar. Esa atmósfera antigua cobra mayor intensidad gracias a la técnica del artista, que hace parecer como si estas pinturas hubieran estado por largo tiempo expuestas a la intemperie, pero sin perder bríos ni color. Se hace así más profundo el sentimiento de soledad y desprotección que evocan sus personajes.

En efecto, los lienzos de Sosa remiten al desgaste que produce el paso del tiempo.

“Cada cicatriz, cada huella, es parte de una historia. El reto técnico más grande fue hacer que estas huellas o heridas sean pictóricamente bellas”.

A una suerte de corrosión que, como la higuerilla, se arrastra por los pisos y trepa por las paredes, apoderándose de todo. “Mis texturas”, explica el artista, “que aparecieron casualmente y de a pocos, me ayudan a crear una escenografía vintage, es decir, una atmósfera antigua pero desde un punto de vista moderno”. La serie de pinturas ‘Cola de ballena’ tiene su origen en un cuento que escribió el mismo Sosa hace una década. Ambientado a inicios del siglo

XX en la isla de Nantucket (Massachusetts), sí, la misma de Moby-Dick, trata sobre una nadadora olímpica que recuerda con nostalgia sus veranos en la casa de playa familiar y sus aventuras infantiles en busca de avistar ballenas en el horizonte. De ahí el personaje o los personajes en trajes de baño, gorros que ocultan los cabellos y lentes de nadar; de ahí la pátina del tiempo, de ahí la aparición, unas veces explícita y otras de manera fantasmal, de las ballenas.

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